La eco-revolución de Burdeos

La capital de Nouvelle-Aquitaine es una de las urbes más respetuosas con el medio ambiente del planeta. Una tendencia que se puede disfrutar con todos los sentidos de estas cinco maneras eco-responsables.

1. Darwin como templo

El barrio de La Bastide se ha convertido en un auténtico laboratorio de ideas donde caben todo tipo de proyectos, desde un jardín botánico de diseño hasta Le Lion de Veilhan, una escultura pop-art que hoy es el auténtico icono al otro lado del río. Este boom de originalidad tiene su musa en el que hasta hace unos años era un edificio abandonado: los cuarteles de Niel. Levantado a mediados del siglo XIX, este complejo había quedado obsoleto en el nuevo siglo, dando lugar a decenas de proyectos que no pasaban de ser utopías. Hasta que apareció Philippe Barre, un empresario local que, en los últimos lustros, había centrado sus líneas de negocio en la ecología.
La idea de Barre era tan sencilla como factible: reinventar los viejos edificios militares en oficinas para empresas que apuesten por la ideología Nowatt. Es decir, que reduzcan al máximo el consumo de energía monitorizando su uso y explorando toda posibilidad de sinergias con otras compañías. El resultado vio la luz en 2013, cuando abrió las puertas el Eco-Sistema Darwin, un compendio de espacios laborales que es hoy uno de los lugares más interesantes de la ciudad. Su atractivo parte de su potente filosofía puesto que en sus espacios se respira este espíritu innovador. Pero, además, cuenta con otros alicientes como la instalación Vortex, una enorme escultura luminosa creada por Pierre Schneider y François Wunschel que simula las conexiones neuronales y cognitivas. Pura metáfora.

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© Nicolas Duffaure - Proyecto alternativo Darwin - antiguos Cuarteles de Niel.

2. El auténtico éxito del Magasin Général

Tras el magnetismo del Vortex, el epicentro de Darwin es su espacio gastronómico. El Magasin Général se divide en dos partes, restaurante y tienda, que están unidas tanto física como conceptualmente ya que ambos lugares se yerguen sobre los cimientos de la ecología. En su restaurante, el más grande del país bio-friendly, solo se sirven recetas preparadas con ingredientes de proximidad y/o que no han sido tratados con fertilizantes ni pesticidas químicos. En el plato, el resultado es sabroso sin ser ni presuntuoso ni prohibitivo. Por su parte, la tienda se ha convertido en un icono eco en todo el país al vender únicamente delicias de pequeños productores que están concienciados con la preservación del medio ambiente.
El triunfo de este espacio, más allá de demostrar que la ecología es rentable y apetitosa, es el de haber atraído a muchos vecinos bordeleses que no dudan encruzar el Pont de Pierre para hacer su compra o disfrutar de un brunch dominical sin remordimientos. De ahí que en el resto de la ciudad estén cuajando otras iniciativas gastronómicas bajo esta misma bandera como es el caso de Rest’O (16 Quai de Bacalan), un restaurante de platos vegetarianos y veganos elaborados solo con productos 100% limpios. Una fórmula que aplican, con éxito, en La Cuisine de Johanna (44 Cours Anatole France), en el Cosmopolis (15 Rue Saint-François) o en Kitchen Garden (22 Rue Sainte-Colombe), donde lo moderno rima con lo Bio.

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© Vincent Bengold - La bici es ideal para descubrir Burdeos.

3. A pedales

Apenas se necesitan unos minutos para darse de alta en el programa VCub, el sistema de alquiler de bicis de la ciudad que cuenta con 175 estaciones repartidas por toda el área metropolitana. Un proceso sencillo que abre la puerta a 1.200 kilómetros de carriles bici que aúpan a Burdeos hasta el sexto puesto en el ranking mundial de ciudades que apuestan por esta forma de moverse. Estas vías especiales vertebran la urbe de punta a punta y atraviesan lugares tan especiales como las riberas del Garona, el futurista puente de Jacques Chaban Delmas, los viñedos de Graves o Le Lac en el norte de la ciudad. Ytodo sin apenas subir cuestas ya que la amable orografía de la región se convierte en la mejor aliada de cada pedalada.
Pero éste no es el único modo eco-friendly de conocer la ciudad. Su tranvía, al que se accede sin límites con la compra del City Pass, se propulsa de forma 100% limpia con energía solar. Por último, cabe destacar el proyecto de La Boucle Verte, una red de senderos de 160 km que guían los pasos de los amantes del excursionismo hasta los espacios verdes más notables de los alrededores de esta urbe.

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© Alban Gilbert - La Cité du Vin y el barco-restaurante Sicambre.

4. Naturalmente, vinos

La conexión entre esta bebida ysu metrópolis es inagotable. De hecho, este año se celebró la vigésima edición de su gran degustación popular, la Bordeaux Fête le Vin del 14 al 18 de junio. Con motivo de este aniversario, los vinos se maridaron con veleros ya que en las mismas fechas el puerto recibió a la Tall Ships Regata, la competición de veleros más importante del mundo.
Desde que abriera sus puertas hace dos años, La Cité du Vin se ha convertido en la mayor atracción enoturística del mundo. Un museo dedicado a esta bebida y a la cultura que ha generado a lo largo de la historia que, también, divulga sobre los vinos ecológicos y naturales. Por eso es el mejor punto de partida para contextualizar estas tipologías antes de catar en otras barras que apuestan por este tipo de blancos y tintos. Y es que en Le Flacon (43 Rue de Cheverus), Cocottes et Bouchons (138 Rue Notre-Dame) o en Le Wine Bar (19 Rue des Bahutiers) prefieren rellenar la copa con aquellos caldos cultivados de forma ancestral y cuidada, muchos de ellos sin sulfitos añadidos.

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© Clément Pamelard - Taller asociativo, Le Garage Moderne.

5. El nuevo viejo barrio

Rejuvenecer no es un verbo que solo se haya aplicado el barrio de La Bastide. A la sombra de La Citédu Vin, los Bassins à Flot están viviendo una reconversión muy atractiva. De hecho, abierto desde junio de 2019 en sus inmediaciones, el Museo Mer Marine, que homenajea la historia de cómo el hombre ha ido conquistando corrientes y mareas. Además de este apunte cultural, esta zona está acogiendo algunos proyectos tan interesantes como PIP (Pression Imparfaitement Parfaite), una cervecera genuinamente bordelesa que nace de la aportación de muchos pequeños mecenas locales y que se ha erigido como un caso de éxito en el ámbito de los productos de proximidad. No muy lejos de su sede se encuentra Le Garage Moderne, un taller asociativo al que se llega para reparar la bicicleta y que acaba enganchando por ser un espacio cultural abierto a cualquier disciplina, donde se programan conciertos de grupos locales y se venera todo lo que este Burdeos moderno y ecológico está originando desde el respeto a la Naturaleza

No hay excusas

Más allá de su faceta ecológica, Burdeos se ha convertido en una escapada perfecta por diferentes razones. La primera, su cercanía a España ya que dista poco más de 236 km de San Sebastián. Una proximidad que se refrenda con su conectividad aérea ya que el aeropuerto de Bordeaux-Mérignac cuenta con vuelos directos a Madrid, Barcelona, Alicante, Málaga, Valencia, Sevilla y los archipiélagos. Ya en la ciudad, la City Pass permite moverse indefinidamente tanto en tranvía como en barco, además de entrar gratuitamente en las grandes atracciones de la ciudad como La Cité du Vin y ofrecer visitas guiadas.

Cita en Burdeos, en Nouvelle-Aquitaine