¿Nos vamos de vinos por Alsacia?

Rumbo a una de las rutas más antiguas del vino, con cepas alsacianas como sylvaner, riesling, gewurztraminer, pinot gris y pinot blanc o el dulce muscat d’Alsace ¿qué más podemos pedir?

Alsacia representa una hermosa llanura fronteriza con Alemania y Suiza y resguardada por la cordillera de los Vosgos. Con una pequeña extensión de 1.200 km. de largo y 50 km. de ancho hace que sea fácil recorrerla en coche, con la Selva Negra al norte y con un sinfín de maravillosos pueblos y pequeñas ciudades que parecen sacadas de un cuento. O quizá, mucho mejor dicho, sean los pueblos de Alsacia los que inspiraron a centenares de cuentos centroeuropeos.

La Ruta de los Vinos de Alsacia

Uno de los grandes placeres de Alsacia lo encontramos a lo largo de los 170 Kilómetros de la Ruta de los Vinos, ubicada a los pies de los Vosgos y maridada por pueblos bellísimos con arquitectura de madera, ciudades fortificadas y bodegas. Y es en otoño cuando verdaderamente despierta esta región, cuando las masas de turistas, alemanes en su mayoría, han desaparecido y la vendimia está a punto de finalizar. ¡Todo un espectáculo! Y es que llegar a cualquier pueblo es sinónimo de entramados de madera en sus fachadas, de balcones cubiertos de vivaces flores rojas, de señoriales dominios y altivas iglesias góticas, en su gran mayoría protestantes.

Las tres denominaciones de origen, Alsace, Alsace Grand Cru y Crémant d’Alsace, se elaboran a partir de siete variedades de uvas como es la local Sylvaner, el Pinot Blanc, Gris y Noir, el Muscat y sobre todo el Riesling y el Gewurzstraminer que son los que le han dado fama y prestigio en todo el mundo. Y justamente son estas dos últimas variedades las que se utilizan para elaborar los Vendanges Tardives, es decir una uva con una vendimia realizada más tarde, con gran concentración de azúcar y que es uno de los acompañantes privilegiados del queso local Munster, untuoso y fuerte como su nombre indica.

Desde septiembre hasta finales de octubre se celebran diferentes fiestas del vino y es el mejor momento para visitar Alsacia que tiene a Colmar, la bellísima Colmar, como la capital de la Ruta de los Vinos y que iniciamos por Thann, al sur de la región, para llegar a Mulhouse, conocida mundialmente por su museo único, la Cité de l’Automobile, con la colección más importante del planeta de coches de todas las épocas y que merece una visita. Pasaremos por pueblos maravillosos como Guebwiller, Ribeauvillé, Sélestat, los imprescindibles Barr y Obernai, pasando por Molsheim y acabando en Estrasburgo, la capital de Alsacia. Sin prisa, pero sin pausa, y guarda gigas en tu cámara. Las necesitarás para inmortalizar la belleza de cualquier pueblo que atravesemos.

Estrasburgo, la capital de Alsacia

Casi al final de la Ruta de los Vinos nos encontramos con la capital de Alsacia, Estrasburgo, que a pesar de ser la sede de diferentes estamentos de la Unión Europea, en ningún caso puede considerarse una ciudad gris y burocrática. Y es que el encanto de los pueblos de la Ruta de los Vinos continúa en Estrasburgo, donde el centro histórico rodeado de canales se convierte en una isla. Es la Grande-Ile, inscrita como Patrimonio Mundial de la UNESCO por dos recursos que deben ser visitados: la imponente Catedral de Notre-Dame y el conjunto patrimonial del centro histórico, único y excepcional en Europa unido al resto de la capital a través de sus 21 puentes.

Y desde 2017, se suma a la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO de Estrasburgo, la Neustadt, un barrio surgido de la nada entre 1871 y 1914 tras la anexión prusiana y que bien merece este reconocimiento.

…Y los Winstubs

Alsacia es tierra de agricultores y artesanos del comer, cazadores y recolectores, una tierra donde el ecologismo se ha basado siempre en los fermentados, la destilería, la conserva y los productos curados. Es la tierra del cerdo que lo ensalzan en su tradicional Choucroute garnie, un plato presentado, lleno, llenísimo, de chucrut (col fermentada en sal) cocinada con grasa de oca, acompañado por una docena de interpretaciones del cerdo curado y ahumado y maridado siempre con un Riesling alsaciano.

La gastronomía alsaciana funde la calidad culinaria francesa con la cantidad, una tradición muy alemana que se basa literalmente en llenar el plato. Sus restaurantes tradicionales tienen un nombre en alsaciano, winstubs, donde podremos probar esa tradición con una relación calidad/precio excelente. En Estrasburgo es obligado visitar el Winstub S’Burjerstuewel, abierto desde hace más de 140 años y quizás el más deseado. Conocido también como Chez Yvonne, propone el Baeckeoffe (estofado de ternera, cerdo y cordero con patatas al vino blanco) o el magnífico Coq (pollo) al Riesling. Y al otro extremo, en Mulhouse, conviene entrar en Zum Saüwadala donde sus riñones al Riesling y sus manitas de cerdo son motivo de peregrinaje.

Déjate seducir por una tradicional Tarte Flambée con un refrescante Pinot Blanc, por una tabla de embutidos alsacianos con un Pinot Gris, por la magnífica Tourte de la Vallée de Munster con un Sylvaner, por el famoso kougelhopf, el brioche alsaciano, con un Gewurztraminer, o por su queso de referencia mundial, el potente Munster con un vendange tardive...

¿A alguien se le ocurre un sitio mejor en el planeta para pasar el otoño que no sea Alsacia, uno de los mejores destinos gastronómicos y vitivinícolas de Francia? A mí, no.

¡Se “Vendangeur d’un jour” en Alsacia!

Son variadas las actividades que las diferentes bodegas proponen al visitante para introducirle en la cultura del vino alsaciano, y que siempre pasará por una visita a sus bodegas y una degustación y venta de sus vinos más peculiares, la mayoría difíciles de encontrar en tiendas al ser elaborados en pequeños dominios, con una producción muy controlada y en su gran mayoría naturales. Por este motivo si te gusta un vino que has probado no te lo pienses dos veces y ¡compra ese tesoro!

Pero seguramente la actividad de ser vendimiador por un día es la más auténtica que organizan diferentes “vignerons indépendants”. Nos enseñarán en el mismo terruño los diferentes tipos de uvas cultivadas, cómo y cuándo cortarlas; nos acompañarán en un largo paseo por las viñas, veremos trabajar a los vendimiadores y los ayudaremos. Y al final de la mañana nos esperará un copioso almuerzo tradicional preparado por la propietaria y que compartiremos con el resto de trabajadores en medio de las viñas de este paraíso. Burckel-Jung, en Gertwiller, una pequeña bodega familiar y artesanal creada en 1802, es una de las que realizan esta actividad y que permite un contacto directo con los propietarios que transmiten, siempre, la pasión alsaciana por los vinos. La experiencia es única y exclusiva, con unas vistas únicas en medio de cepas de Riesling y Gewurztraminer y siempre con vistas a pueblecitos donde se alza, impertérrito, el campanario puntiagudo de la iglesia.

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