¡Deliciosa París!

París es una ciudad multidisciplinar en gastronomía. No solamente se puede comer muy bien en restaurantes de alta gastronomía, sino que también se puede hacer en bistrots, en pequeñas tiendas y en mercadillos de calle.

La gastronomía en Francia es una cultura muy importante en la vida de sus personas y familias durante las reuniones de celebración tradicional, matrimonios, cumpleaños y reencuentros. El reunirse en torno a una mesa delante de unos elaborados platos hechos con amor y cariño, exalta el placer de degustar manjares y bebidas, y también lo hace a la armonía de las personas. Todo ello comprende una cuidadosa selección de las viandas que se van a preparar, eligiéndolas entre las de un recetario que está en evolución constante. También, la compra de productos de calidad contrastada en locales de preferencia; el maridaje de los manjares con los vinos; la decoración de la mesa, y la degustación de los platos con gestos específicos, como oler y catar, tienen mucha importancia.

Es costumbre francesa comenzar el ágape con un aperitivo y finalizar con una copa de licor. Éste debe comprender, como mínimo, cuatro platos: entrantes, pescado o carne con acompañamiento de verduras o legumbres, quesos y postre. Las personas reconocidas en esta cultura, que tienen un dilatado conocimiento en la gastronomía, velan por una práctica de los ritos culinarios y los transmiten a las nuevas generaciones.

Actividades

En el París contemporáneo se pueden llevar a cabo múltiples actividades vinculadas con la gastronomía. Desde comer en lo alto de la Torre Eiffel, en la primera planta en el Madame Brasserie (Enlace externo) o en la segunda planta en el restaurante Jules Verne de Alain Ducasse (Enlace externo) , hasta disfrutar de una suculenta carne hecha en una brasa de leña, pasando por comer en un bistrot, en una boucherie degustando una comida rápida, o realizar una ruta por tiendas de comida y productos artesanos. También tomar algo en los puestos callejeros de venta de perritos calientes o cenar en un bistrot. La oferta es amplísima, variada y para todos los gustos y presupuestos, tanto sea monotemática como especializada en algún segmento de la alimentación.

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Patrimonio de la Unesco

Como no puede ser de otra manera, la gastronomía francesa fue declarada en el año 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, un hecho que realza más, si cabe, los valores del arte del yantar y beber de los franceses desde hace muchos siglos, y la importancia que dan a este arte que anda entre fogones, ollas, sartenes y perolas. París, como punto neurálgico culinario de Francia aguarda un ramillete de los mejores restaurantes, chefs y hoteles del mundo. Mención especial merecen el Hotel Plaza Athénée (Enlace externo) , al frente del cual está el mago de la gastronomía internacional Alain Ducasse; Le Grand Véfour de Guy Martin (Enlace externo) ; Pavillon Ledoyen de Yannick Alléno (Enlace externo) , y L’Arpège (Enlace externo) dirigido por Alain Passard.

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Restaurante Ledoyen

Ledoyen, desde que Yannick Alléno tomara las riendas en 2014 de uno de los restaurantes más antiguos de París, tomó una nueva vida, un nuevo aire y un nuevo concepto en restauración, incorporando la moderna cocina francesa y empujándola más allá de los límites de la creatividad. El prestigioso chef tiene en su carta de especialidades gastronómicas una sopa de erizo de mar servida en una cáscara de pomelo quemado y acompañado de piel de pato crujiente y rematado con un foie gras quemado; y una carne de cordero alimentado solamente con leche, tartar, membrillo y trufa negra.

Cabe destacar al respecto de Yannick Alléno que también dirige un imperio de 16 restaurantes bajo las marcas Alléno, Stay y Terroir Parisien, que se extiende desde Marruecos hasta Dubai, Taipei y Hong Hong. Tanto Ledoyen (Enlace externo) como Alléno Courchevel, Le 1947 en el Hotel Cheval Blanc (Enlace externo) disfrutan de tres estrellas en la guía Michelin.

Están de moda actualmente en París las rutas gastronómicas a pie guiadas (existen muchas y algunas monotemáticas), visitando tiendas delicatessen, pequeñas bodegas de venta de vino, pastelerías, panaderías, chocolaterías, artesanos y queserías, que ofrecen la oportunidad de poder degustar vinos, quesos, pasteles y otros alimentos, y, a la vez, poderlos comprar. Las escuelas de cocina como Le Foodist tienen mucho éxito, y en ellas los alumnos aprenden la cocina y el maridaje con vinos.

Rungis, el mercado más grande del mundo

Rungis es el mercado más grande del mundo, un lugar donde se puede encontrar todo lo necesario para un restaurante, bar, hotel, cafetería y establecimiento hotelero y restaurador. Cada día, por Rungis pasan más de 26.000 vehículos y más de 27.500 personas. En esta ciudad, que ocupa unas 230 hectáreas de terreno, los minoristas y mayoristas del sector pueden adquirir materias primas frescas: pescados, carnes, frutas, verduras, flores, quesos y productos lácteos, entre otros. Como referencia, señalar que cada año los productos alimenticios representan un millón y medio de toneladas, y se cortan 32 millones de ramos de flores. Se organizan visitas guiadas.

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Mercados de calle

Los mercados de calle en París son buenos y abundantes. Casi cada barrio tiene el suyo, y son lugares perfectos para abastecerse de especialidades parisinas, de souvenirs para llevar a casa o simplemente para conocer mejor la vida local. Algunos son techados y otros al aire libre, y la mayoría están ubicados en espacios solo para peatones, lo que los hace agradables de recorrer e ideales para perderse entre sus maravillas. El mercado de Aligre no es el marché al que van las abuelas, sino que es famoso entre los jóvenes por su estilo bobo (burgués-bohemio). De hecho, ofrece una gran variedad de comida étnica y productos únicos franceses difíciles de encontrar.

Cita en Paris