Martinica, tierra de ron

En Martinica, el ron es toda una cultura. Forma parte de la identidad de la isla y hunde sus raíces en las primeras plantaciones de caña de azúcar. Orgullosos de esta herencia, los productores martiniqueses son los únicos que ostentan desde 1996 la denominación de origen AOC que avala su calidad, la procedencia de la caña y el respeto a las etapas del cultivo y la producción.

La Martinica produce uno de los mejores rones agrícolas del mundo, y cuenta con una reputación internacional.

Y del mismo modo que merece la pena probar todos los rones, también merece la pena visitar la mayoría de las destilerías para entender mejor esta increíble riqueza: diez destilerías están abiertas al público en distintos puntos de la isla.

El ron agrícola martiniqués procede del jugo puro de la caña de azúcar; emana aromas sutiles y expresa ricos sabores. El ron blanco, con sabor a caña fresca, se utiliza en la elaboración del ti-punch. El ron añejo (VO, VSOP o XP) es ron blanco envejecido en barricas de roble, sin aditivos, durante un mínimo de tres años.

En su busca por la excelencia, varias destilerías como HSE (Le Gros-Morne) o La Mauny (Rivière-Pilote) han trabajado en distintos acabados para desarrollar la gama aromática y aportar al producto una nota inesperada gracias al envejecimiento en barricas de coñac, sauternes u oporto, entre otros.

Los rones de Martinica en su conjunto suelen verse recompensados regularmente por su elevada calidad. En concreto, la destilería Neisson obtuvo en 2017 la más alta distinción en el concurso de Londres por su ron añejo “12 años”, que fue reconocido como el mejor ron degustado (categoría conjunta de ron industrial y agrícola). En otro orden de cosas, Neisson, que celebró su octogésimo quinto aniversario en 2017, se convirtió en el primer productor de ron biológico AOC del mundo al obtener el reconocimiento ECOCERT tras haber obtenido la certificación “bio” por tres hectáreas de cultivo en 2015.

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