Patrimonio, cultura y tradiciones en Córcega

La singularidad de Córcega, todo lo que hace de ella una isla única en el Mediterráneo, se debe también a su patrimonio, un auténtico reflejo de su compleja historia.

Esta historia se plasma tanto en los menhires antropomorfos de Filitosa o los “Castelli” de la Alta Rocca, como en las ciudadelas genovesas de la costa, las iglesias de Castagniccia con unos ricos ornamentos barrocos o incluso los restos de la Antigüedad.

La cultura viva de Córcega, perpetuada por siglos de costumbres y de tradiciones, alcanza su máxima expresión en la música, las voces y la artesanía. Los numerosos eventos culturales o ferias rurales que tienen lugar aquí se convierten en el escaparate de una cultura, de un estilo de vida y de una artesanía que ha estado a punto de desaparecer, al igual que la sociedad que los perpetuaba.

Siguiendo la estela de una reivindicación identitaria, un movimiento de reapropiación cultural –el Riacquistu– ha sabido defender las tradiciones de una sociedad y, ante todo, su primer modo de expresión: la lengua. Antaño lengua oral únicamente, mezcla de orígenes latino e italiano, el corso se considera actualmente un idioma de pleno derecho; durante mucho tiempo prohibida en las escuelas, en la actualidad es objeto de todas las atenciones y se imparte desde el parvulario. Con el resurgimiento de un idioma, se impulsa toda la creación insular y, tras redescubrir su patrimonio, una nueva generación de actores está abriendo la cultura corsa al mundo asociando tradiciones y modernidad.

Un patrimonio cultural sorprendente

En Córcega, las piedras antiguas tienen alma. Capillas románicas de Castagniccia, iglesias barrocas en Bastia, fortificaciones de Bonificio o ciudadela de Calvi..., la historia ha dejado su huella en todas partes y hasta en los pueblos más recónditos de la isla.

Pero sus habitantes también han levantado museos, realzado los lugares de interés arqueológico, organizado festivales de música y de teatro muy apreciados. La prehistoria le ha dejado a Córcega los menhires de Filitosa; los romanos le han enseñado el cultivo de la vid y la cría de ostras.

A partir de la Edad Media, la Cristiandad ha animado a erigir iglesias romanas y barrocas. En cuanto a los genoveses, construyeron fortalezas y ciudadelas, murallas contra los invasores. Edificios legados de siglos de civilización, que maravillan. Impregnada de latinidad, Córcega llama la atención por la belleza de sus santuarios religiosos. Cada parcela de su tierra alberga pequeñas iglesias o catedrales.

Cerca de Bastia, la iglesia Santa Maria Assunta, admirada bajo el nombre de «A Canonica», es una antigua basílica pisana del siglo XII. También es una verdadera obra maestra de la sobriedad. La iglesia San Juan Bautista, la mayor iglesia parroquial de Córcega, domina con orgullo el Vieux Port de Bastia. Desde su fachada alta y teatral observa la vida de los habitantes. Dirección Ajaccio y su catedral de color ocre. En ella se bautizó a Napoleón Bonaparte en 1771, uno de los motivos de orgullo de la Ciudad Imperial. En el Nebbiu, en Murato, se halla una de las más bellas iglesias corsas. La iglesia románica San Michele, seduce a muchos visitantes por la originalidad de su decoración. Todos estos lugares de culto impresionan por su fuerza pictórica y arquitectónica. Los volúmenes armoniosos que dibujan son fundadores de la visión humanista insular.

Descubrirlos se enmarca en un recorrido fructífero que despierta verdadero interés en los viajeros más eruditos.

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