La isla bonita de Córcega

Córcega, también llamada “la sublime” (kallisté) por los griegos, es la isla que tiene la topografía más variada de todas las islas del Mediterráneo. Sus 200 playas vírgenes de arena blanca donde los pinos llegan hasta el mar y el paisaje alpino del interior del territorio conforman un paisaje idílico. Digno de explorar.

Córcega va mucho más allá de playas bonitas. La riqueza cultural, gastronómica y las numerosas actividades de turismo activo que se pueden practicar en la isla hacen este lugar único.

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Ruta de los artesanos en Córcega

La mejor forma de empezar a visitar la isla es programarse diferentes rutas. La primera propuesta es recorrer la ruta de los artesanos. En la región de Balagne se puede realizar un recorrido con visitas a talleres de cuero, pequeñas boutiques artesanales, de joyas o cerámicas tradicionales. Dos de los pueblos donde se puede encontrar cerámica típica y artesanal son Pigna y Feliceto, al este de Calvi. Otro de los utensilios que todo corso adquiere a edad temprana es el famoso cuchillo corso o también llamado Vendetta Corsa.

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Gastronomía corsa

La tierra corsa cuenta con productos con Denominación de Origen Controlada: el vino, el queso brocciu, la miel, el aceite de oliva, la harina de castaña o la charcutería. Hay que empezar la ruta gastronómica con un apéritif en la Casa Mattei. El moscatel de Cap Corse es una de las bebidas más tradicionales de la zona. Alrededor del golfo de Saint-Florent se pueden encontrar muchas explotaciones vinícolas donde se puede comprar vino de la zona.

Los amantes de los postres no pueden irse de la isla sin probar el famoso flan de Brocciu corso perfumado con cáscara de limón de Sant’Antonino.

Arte

Cada rincón corso tiene un trocito de historia. Bastia tiene las iglesias barrocas más bonitas de la isla. Ajaccio nos recuerda la era napoleónica o Calvi, una de las ciudades genovesas protegidas por sus murallas, nos recuerda su religiosidad en cada uno de sus edificios.
Rodeada de montañas está la histórica ciudad de Corte. Tiene el mérito de ser la primera universidad de Francia, que data de 1765. La ciudadela del siglo XV alberga el Museo Regional de Antropología de Córcega.

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Deportes

Córcega tiene un sinfín de rutas para hacer senderismo, así como deportes de aventura, entre ellos la bicicleta de montaña, piragua o rafting. Para los amantes del trekking es indispensable mencionar la famosa GR20. Esta Gran Ruta (GR) atraviesa la isla de norte a sur con 180 kilómetros y 22 mil metros de desnivel. A lo largo de sus 10 etapas (se puede hacer más o menos dependiendo de la forma física), el aventurero disfrutará de unos paisajes idílicos difíciles de olvidar.

Para las personas que buscan emociones más fuertes, en la zona de Cap Corse, norte de la isla, se pueden realizar deportes extremos como canyoning y rafting o más tranquilos, como el kayak, gracias al gran número de ríos que recorren la zona.

Bajo el mar, la isla adquiere otra tonalidad. Córcega es uno de los paraísos para los amantes del buceo. Entre los lugares más destacados están los fondos marinos de las Islas Lavezzi, o las también reservas naturales de Scandola e islas Cerbicale.

Ciudades

En la región de Bastia se encuentran algunas zonas como Cap Corse, Saint-Florent y la misma ciudad de Bastia que son de imprescindible parada.
Bastia, además de ser el segundo puerto más importante de Francia, tiene una de las ciudades amuralladas más hermosas de la isla. Gracias a las rutas comerciales con el continente, la ciudad contó con un rico legado arquitectónico como el Palacio del Gobernador o la Iglesia de Sainte-Marie. La península de Cap Corse tiene los lugares más salvajes de la costa donde se asientan pequeñas poblaciones pesqueras por las cuales parece que no haya pasado el tiempo. Si se busca animación y ambiente, entonces Saint-Florent es el lugar para acabar el día. Camino al sur encontraremos la ciudad de Calvi. Su ciudadela data del siglo XIII y avista el golfo y el puerto de la ciudad. Esta localidad estuvo muy ligada a Génova por las grandes rutas comerciales.
No se puede acabar un viaje por Córcega sin visitar Porto Vecchio y Bonifacio. En la primera ciudad se respira glamur además de encontrarse playas tan hermosas como Santa Giulia o Cala Rossa.

Bonifacio, situada en lo alto de unos acantilados de piedra blanca, es única por sus cuevas marinas o las islas Lavezzi. El casco viejo es otro de los atractivos culturales que tiene la ciudad como la Plaza de Armas, la Escalera del Rey de Aragón o la iglesia de Saint-Dominique.