Un soplo de aire: ¡descubrimos el lado salvaje de La Rochelle en compañía de Mathilda!

Como residente de la capital francesa de la vela, siempre he estado rodeada de la cultura de la navegación. Para vivir este ambiente, os recomiendo un paseo por la pasarela Nelson Mandela, junto al Puerto deportivo de Les Minimes, el más grande de Europa.

Entre La Rochelle y Rochefort, esta antigua laguna costera posee una amplia variedad de ecosistemas (pradera húmeda, marisma, duna, cabañas ostrícolas), lo que la convierte en refugio ideal para varias especies.

Paseo dominical por los caminos bordeados de carrelets… Situado entre L’Houmeau y Nieul-Sur-Mer, El Puerto de Le Plomb nos regala un bonito panorama intimista de los acantilados calcáreos y los barcos de colores.

Cuando el mar se vuelve del color del aceite, me encanta pasear por la Playa de Les Minimes, con el Faro de Bout du Monde como guía. Construido por Yule, originario de La Rochelle, se destaca sobre el horizonte, como una promesa de evasión.

Situado en el centro de Les Allées du Mail, este parque de robles nos regala un ambiente bucólico, que yo encuentro poético, con su quiosco de música y sus impresionantes vistas de La Rochelle.

Me encanta tomar altura (¡40 metros!) para apreciar, de forma divertida, el laberinto de las calles de La Rochelle, el viejo puerto y sus torres, guardianas de la ciudad.

Emprendedora de La Rochelle, Mathilda es la redactora de Top Knot and Tea Cups, un blog «cuaderno de viaje» donde comparte sus pasiones y aborda temas actuales, como los viajes y la iniciativa cero residuos.

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