La Rochelle por Kim Leuenberger

Siempre había soñado con visitar La Rochelle, porque tengo amigos de allí que me han hablado maravillas de esta ciudad tan bonita. La tranquilidad de la ciudad me embargó en cuanto llegué y me sentí relajada al momento. Y me quedé con esa sensación todo el tiempo que estuve allí.

Recorrido en bici por la ciudad

Cuando visito una ciudad, me encanta empezar a explorarla en bici. Hay carriles bici por toda la ciudad y puedes recorrer parques, la costa y la ciudad en un momentito. ¡Enseguida me sentí como si estuviese de vacaciones!

Cena en Coquillages et Crustacés

Por la noche, me fui en coche hasta el pueblo vecino de Houmeau. Estuve cenando pescado y marisco muy fresco en la terraza del Coquillages et Crustacés mientras contemplaba la puesta de sol sobre el océano. No podía haber sido una experiencia mejor.

Cena en Coquillages et Crustacés

Por la noche, me fui en coche hasta el pueblo vecino de Houmeau. Estuve cenando pescado y marisco muy fresco en la terraza del Coquillages et Crustacés mientras contemplaba la puesta de sol sobre el océano. No podía haber sido una experiencia mejor.

Belle de Gabut

Después de cenar, me fui caminando hasta la Belle de Gabut. Pedí una bebida en una de las barras y me dejé llevar por la atmósfera del local, donde la fusión de música y diversión era fantástica.

Yoga en la playa

Me levanté temprano y crucé la ciudad caminando hacia la playa. Hacía un día muy bonito y el sol empezaba a calentar reflejándose en los edificios blancos del centro urbano. Asistí a una clase de yoga en la playa viendo el océano y fue una forma ideal de empezar el día.

Helado en Ernest le Glacier

Cuando visitas una ciudad en verano, es difícil resistirse a un buen helado para hidratarse mientras paseas, ¿o no? Ernest le Glacier tiene una variedad amplísima de sabores (¡tantos que es muy difícil elegir 2 o 3!) y está muy bien situado en el centro.