Savoir-faire gastronómico

Callison de Aix, cervezas artesanas, brandada de bacalao, la bullabesa... Los savoir-faire de Francia muy sabrosos.

Savoir-faire en Aix

Calisson de Aix. ¿Lo probaste alguna vez? Al inicio un ligero crujir de caramelo blanco para darte la bienvenida y luego la cremosidad de una mezcla sutil: la frescura del melón confitado, ralladuras de cáscara de naranja, y la delicadeza de las almendras molidas. Y por fin, una base de oblea para darle un suave descanso. Algunos lugares relacionados con este dulce son el Museo del Calisson-Confitería de Le Roy René (5380 Route D’Avignon) y la la Pastelería y Salón de Té Weibel (Enlace externo) .

Savoir-faire en Amiens

Amiens tiene algunas especialidades suculentas que merecen una visita! Estas son algunas de las recetas que dan prestigio a esta ciudad de Picardía: ¡El macaron es la especialidad de la ciudad! Se elabora con almendras, frutas y miel, y su fama se remonta al siglo XVI. Introducido por Catalina de Médicis, fue popularizado por Jean Trogneux.
La receta del paté de pato de Amiens, celebrada por Madame de Sévigné, fue creada en 1643. Tradicionalmente, se elabora con un pato entero, relleno y cocido al horno dentro de un suelo de empanada de paté.
Por último, la famosa ficelle picarde se compone de una crepe, jamón, setas, chalotas y nata. La creación de esta especialidad parece que se remonta de 1950. Marcel Lefevre, chef del Hotel du Commerce de Amiens, inspirándose en el famoso La Varenne, cocinero del marqués de Uxelles, presentó por primera vez este plato en un banquete.

Savoir-faire en Angers

Cointreau, Menthe-Pastille, Guignolet... son los nombres de algunos de los grandes licores que evocan otra época y que sin embargo, todavía se encuentran en los bares y restaurantes de todo el mundo. Es aquí en Angers donde se han producido durante siglos estos licores.
La Menthe-Pastille, menta licor de color blanco puro, claro y refinado.
Cointreau, sutil mezcla de cáscara de naranja dulce y amarga.

Savoir-faire en Aviñón

Le Carré du Palais es un complejo enoturístico situado en la Plaza de L’Horloge, en un edificio histórico emblemático, el antiguo Banco de Francia de Aviñón. Cuenta con un bar de vinos (con la totalidad de las de¬nominaciones del valle del Ródano), una escuela y un restaurante gastronómico. Aviñón, capital de los vinos Côtes du Rhône, se dota así de un lugar de vida que conjuga patrimonio, territorios y gastronomía, arte de vivir y vinos.

Savoir-faire en Clermont-Ferrand

Las pastas de fruta y las frutas confitadas son dulces típicos de Clermont. El proceso de elaboración de la fruta en “pasta”, confitada y en mermelada es una especialidad propia de la cuidad. La mermelada seca de Clermont-Ferrand ya era famosa en época de Luis XI. Era un regalo al que aspiraban todos los dignatarios que visitaban al rey. En 1629, el cardenal Richelieu fue obsequiado con seis cofres grandes que contenían 133 “libras” de pasta de albaricoque. Más tarde, en Vichy, Madame de Sévigné puso de moda esta delicia. Pero la edad de oro para los confiteros fue el Segundo Imperio, particularmente gracias al duque de Morny, quien convirtió centenares de hectáreas en cultivos experimentales para implantar una fábrica de azúcar, la actual planta azucarera de Bourdon. Puedes comprar las frutas confitadas en la tienda Cruzilles (226 avenue Jean Mermoz 63000 Clermont-Ferrand): es el último confitero de Clermont-Ferrand en actividad. Si te interesa conocer más sobre las pastillas de Vichy, pon rumbo a esta ciudad que se encuentra a 1h en coche y a 30 min en tren de Clermont-Ferrand.

Savoir-faire en Dijon

Elaborado a partir de harina de trigo, miel y especias, el pan de especias es originario de China. Adoptada por el duque Felipe el Bueno, la pastelería experimentó una lenta evolución hasta que la Grande Encyclopédie de 1885 le confirió sus cartas de nobleza: “En Francia, el pan de especias más famoso por su finura es el de Dijon”. Fundada en 1796, la casa Mulot & Petitjean es la heredera de una larga y prestigiosa historia. Actualmente, el pan de especias sigue fabricándose artesanalmente, con ingredientes rigurosamente seleccionados para ofrecer productos de alta calidad. Orgullosa de este patrimonio culinario y de su historia, la casa Mulot & Petitjean te desvelará los secretos de esta receta que ha convertido a Dijon en la capital del Pan de especias. Te recomendamos visitar la Fábrica de Pan de Especias.

Savoir-faire en Estrasburgo

Cultura gastronómica. Es una auténtica cultura basada en una tradición secular, constantemente renovada, que se nutre con el talento de unos grandes chefs y el dinamismo de todos los restauradores. Choucroute, baeckeoffe, tarta flameada, spaetzle, foie gras... las especialidades tradicionales se degustan particularmente en las winstubs, unas tabernas donde reina un ambiente cálido y cordial. Un hecho realmente insólito es la cohabi-tación de la cerveza y del vino, donde los dos alcanzan la cima de la calidad.

Savoir-faire en Grenoble

En cuanto a la gastronomía, Grenoble cuenta con un terruño excepcional y está llena de buenos establecimientos, con platos ineludibles como el gratin dauphinois, los raviolis, el murçon, la caillette…
Otros productos tienen un fuerte carácter identitario: el queso azul del Vercors-Sassenage con D.O.C. (que cuenta con su propia hermandad), la célebre nuez de Grenoble con D.O.P. (su historia es explicada en el Museo del Grand Séchoir); el licor de los padres cartujos (las bodegas de producción están abiertas al público y a la visita). La fama de la mayoría de estas especialidades ha superado ampliamente las fronteras. Se las puede encontrar en los mercados de Grenoble, en especial en les Halles Sainte-Claire, mercado cubierto del centro abierto del martes al domingo.

Savoir-faire en La Rochelle

Entre las principales tradiciones de La Rochelle, la pesca es sin duda una de las que ha marcado más profundamente su historia. Situado en el Viejo Puerto en el siglo XII, el puerto pesquero se desplazó en 1862 al Bassin des Chalutiers y en 1994 fue trasladado a Chef-de-Baie para mejorar su accesibilidad y disponer de unas instalaciones más modernas. Así pues, como es natural, en La Rochelle uno puede deleitarse con el pescado y el marisco, y todo visitante que se precie debe probarlos. En el mercado situado en el corazón de la Ciudad Vieja, toda una parte está delicada a las delicias del mar: peces, ostras de Marennes, mejillones de Charron… Algunos de sus comerciantes están presentes desde hace varias generaciones. Te recomendamos probar las delicias del mar en el restaurante con 2 estrellas Michelin: Christopher Coutanceau y en el Bar André, toda una institución desde 1947.

Savoir-faire en Le Havre

Para los normandos, la buena comida es más que una tradición… es un deber, una forma de vida. Podrán admirar el espectáculo de la lonja de pescado y el de las Halles Centrales, una cita ineludible para conseguir los mejores productos, incluido el café recién tostado. Puesto que Le Havre y el café tienen una larga historia de amor y negocios. Le Havre, ciudad portuaria y encrucijada de distintos mundos. Ofrece una gastronomía variada que va de la cocina de la tierra a la cocina de las islas, más exótica. Jean-Luc Tartarin, chef con dos estrellas de la guía Michelin, abre el baile gastronómico dando una nueva dimensión a los productos de la zona.

Savoir-faire en Lille

Cervezas artesanas. Lille, capital del Norte de Francia, Lille es el lugar ideal para saborear una de las numerosas cervezas elaboradas en la región. Se puede descubrir su proceso de fabricación en la cervecería Cambier (Enlace externo) , una micro-fábrica artesanal urbana situada en la cercana localidad de Croix. La cervecería tiene un espacio de acogida con bar. Las visitas guiadas muestran los diferentes tipos de cervezas que se elaboran así como la manera de fabricarlas y de beberlas.

Savoir-faire en Marsella

La bullabesa. Importante símbolo de la ciudad de Marsella, la bullabesa se impone como verdadera reina de la cocina marsellesa. Para preservar la receta de esta especialidad realizada a base de pescado, especias y acompañada de picatostes de ajo y salsa rouille, varios chefs marselleses redactaron en 1980 una “carta de la bullabesa” para poner a todos de acuerdo. Gracias a la oficina de turismo y congresos se pueden descubrir los secretos de la bullabesa a través de un curso, impartido por el chef del restaurante Miramar, y una visita al Puerto Viejo y al mercado del pescado.

Savoir-faire en Metz

Las «Tables de Rabelais», creadas en alusión al ilustre paisano de adopción, François Rabelais, son un pretexto para ofrecer itinerarios insólitos comentados. Estos constan de piedra iluminada, arquitectura medieval y Renacimiento, y paseos gastronómicos con degustación de productos regionales, por ejemplo, la ciruela mirabel. En efecto, es uno de los emblemas de la región Lorena, puesto que suministra el 70-80% de la producción mundial. El clima, el entorno y los suelos hacen de ella un fruto único que se saborea con gusto en todas sus formas: confitura, compota y frutas en almíbar, sirve para fabricar aguardiente… Desde 1947, la ciudad de Metz organiza cada año a finales de agosto, principios de septiembre, las Fiestas de la Mirabel, que duran una semana.

Savoir-faire en Nancy

Nancy es más bien una ciudad de especialidades dulces: como los macarons de la pastelería Génot de una finura y textura incomparables. Es un tipo de galleta tradicional hecha de clara de huevo, almendra y azúcar. El Macaron (Enlace externo) apareció bajo los auspicios de las Señoras del Santo Sacramento, con una receta que se ha mantenido secreta desde el siglo XVIII! El confitero Nicolas Génot es el único que la conoce. Se puede probar también las bergamotes, unos caramelos pequeños traslúcidos y dorados, muy prácticos ya que son fáciles de guardar y por tanto de enviar a cualquier lugar del mundo. Descúbrelos en la Pastelería Génot, 21, rue Gambetta - 54000 Nancy

Savoir-faire en Niza

Niza gastronómica. En Niza es preciso probar las deliciosas especialidades culinarias como la socca, la pissaladière o la estocaficada, y comer en las grandes mesas de los restaurantes con estrellas Michelin. No hay que perderse el vino típico de la cocina regional: el de Bellet, uno de los más antiguos de Francia. Más allá de su famosa ensalada conocida en todo el mundo, Niza es la única ciudad en Francia, junto con Lyon, que tiene su propia denominación: “cocina nizarda”. Disfruta de una de las numerosas terrazas de los cafés y admira el famoso Paseo de los Ingleses, bordeando la hermosa Bahía de los Ángeles.

Savoir-faire en Nîmes

La brandada de bacalao. Es natural que su cocina esté impregnada de aromas de Provenza, de la fuerza del macizo de Cevenas y del carácter de la flor de sal de Camarga. Si hay un plato nimés por excelencia es la brandada de bacalao. Mencio¬nado a partir de 1786, este plato adquirió su título de nobleza en 1830, gracias al célebre cocinero Durand. Se hace con bacalao desalado que se desmiga y se mezcla con aceite de oliva y leche, y se sirve preferentemente caliente, o también en una masa hojaldrada. Brandade Mouton es la empresa histórica de brandada para la ciudad. Tiene 2 tiendas (Enlace externo) de venta y degustación en Nîmes.

Savoir-faire en Orléans

Orléans es conocida por su tradición vinagrera. Transportados en barco, los vinos del Loira a menudo estaban “picados” y no podían beberse. Daban unos vinos agrios que, una vez transformados en vinagre eran muy apreciados. En la actualidad, los mejores cocineros utilizan el vinagre de Orleáns por su abanico de sabores.El Cotignac de Orleáns. Esta jalea de membrillo presentada en una pequeña caja redonda en madera de pícea debe su nombre al pueblo de Cotignac, en el Var. En la Edad Media, un pastelero procedente de esta localidad se instaló en Orleáns y continuó la fabricación. Este dulce se convirtió rápidamente en una delicia para las grandes personalidades de la Corte. Desde Luis XI, el Cotignac es un regalo ofrecido a todos los principales invitados de paso por la región. Para seguir la tradición, debes romper la tapa que te servirá de cuchara.

Savoir-faire en Poitiers

La fama del macaron de Montmorillon con un corazón tierno de almendras se ha perpetuado a través de los años. Íntimamente ligado a la ciudad que lo concibió hace más de 90 años, el macaron tiene su propio homenaje en un museo. En Poitiers, puedes encontrarlo en las tiendas de la casa Rannou-Métivier.

Savoir-faire en Reims

Visita a las bodegas de Reims... ¡Champagne! No hay ninguna bodega igual. Para convencerte de ello, solo tienes que visitar las ocho prestigiosas bodegas que esconde Reims. Aviso a caminantes, estas bodegas cuentan con 120 km de subterráneos visitables... Para remontar en el tiempo, ven a visitar las de Ruinart, Martel, Taittinger, Pommery o Veuve Clicquot: allí pasearás por las canteras de roca caliza excavadas durante la época galo-romana. Ruinart puede enorgullecerse de poseer unas bodegas clasificadas monumento histórico y Taittinger, de alojar los cimientos de una iglesia. Por el contrario, Pommery juega la carta de la modernidad con exposiciones de arte contemporáneo. Por su parte, Martel hace hincapié en el espíritu familiar de la casa. Y, en Mumm, se da preferencia a la cata, con varios paquetes para disfrutar de todo tipo de champañas.

Savoir-faire en Rennes

La Galette Saucisse. Esta tradición de Rennes en la Alta Bretaña se remonta a finales del siglo XIX y combina dos símbolos gastronómicos del departamento de Ile-et-Vilaine, la harina de alforfón (trigo sarraceno) y el cerdo. Es un “perrito caliente” al estilo bretón cuya receta es sencilla: un buen crêpe de trigo sarraceno y una salchicha al natural. La galette-saucisse cuenta incluso con su propia asociación, la SGSB o Salvaguarda de la Ga¬lette-Saucisse Bretona. Se puede encontrar en los mercados y en los alrededores del estadio Roazhon Park, en la carretera de Lorient.

Savoir-faire en Tours

Tours, Ciudad Internacional de la Gastronomía en el Valle del Loira, es tierra de arte culinario y de apreciados viñedos de renombre: vinos tintos, blancos o incluso espumosos. Descubre sus especialidades gastronómicas: charcutería, queso de cabra, ciruelas, panes fouaces, pollos gélines, pescados del Loira e incluso sus dulces peras denominadas poires tapées. Una de las especialidades culinarias más célebres de la ciudad es el nougat de Tours, una especie de turrón tradicional que tiene su origen en la Edad Media, en la época de Leonardo da Vinci, gran amante de las almendras y las frutas confitadas. Para una cita verdaderamente gourmet, dirígete al barrio de Les Halles y conoce su mercado completamente dedicado al buen comer. En Tours, las ocasiones de disfrutar como buen gourmet se encuentran en cada una de sus esquinas, alrededor de una mesa refinada, en una barra o en un restaurante tradicional.