Encuentro a bordo con el navegante Maxime Sorel

Maxime Sorel es una estrella de las regatas oceánicas con una serie de éxitos a sus espaldas. Route du Rhum-Destination Guadeloupe, Transat Jacques-Vabre, Rolex Fasnet Race, Vendée Globe... a bordo de su monocasco VandB, convertido desde entonces en VandB-Monbana-Mayenne. Como un pequeño príncipe de los océanos, el bravo bretón no se cansa de surcar los mares y desafiar a los elementos, con el sueño de subir a lo más alto del podio. Esto es lo que nos cuenta.

France.fr: Usted es natural de Cancale, cerca de Saint-Malo, así que conoce muy bien este mar. ¿Se siente feliz por participar?

Maxime Sorel: ¡Sí! La bahía de Saint-Malo es mi terreno de juegos desde la infancia. Es donde empecé la vela a los 8 años y la competición a los 9. Desde entonces, no he dejado de navegar. Hay que decir que en mi familia tenemos una gran afición por el mar y que hemos recorrido varias veces las costas de Bretaña, desde Trinité-sur-Mer a Saint-Malo.

France.fr: ¿Y nunca se ha cansado de hacerlo?

M. S.: Bretaña es una magnífica región siempre diferente, de las costas salvajes de Finisterre a la suavidad de las de Cornualles. El mar cambia, los colores también, permanentemente. Para un marinero, ofrece unas condiciones excepcionales. Aprendes a sortear las corrientes, las rocas, el tráfico marítimo...

France.fr: Así que el día de la salida, el 4 noviembre, estará en su elemento...

M. S.: Con la emoción de pasar la línea de salida viendo Cancale y la Punta del Groin, allí donde aprendí a dar bordeadas, participando en una de las mayores carreras del mundo, ¡es extraordinario! Además, los 125 barcos que compiten estarán escoltados por otros miles, con curiosos y espectadores a bordo. El ambiente en la salida del pueblo de la regata, a los pies de las murallas de Saint-Malo, y luego en el momento de la salida oficial en el mar, es increíble.

France.fr: ¿Ya lo ha vivido?

M. S.: Estuve en la salida de la 10ª edición en 2014, pero con un Class40 vintage, por la diversión y la aventura. Con el proyecto VandB Sailing Team, participo para ganar. En la categoría de los monocascos de 40 pies (12,19 m), hay una quincena de skippers que podemos pretender a la victoria. No es habitual una participación de tanto nivel y será muy reñido en las 3.542 millas del recorrido. Durante los entre 16 y 19 días de competición, habrá que estar concentrado siempre, como un robot. ¡Con puntas de hasta 28 nudos, no hay tiempo de admirar los delfines ni las puestas de sol!

"La tierra se siente antes de verla"

France.fr: ¿Se siente solo en el mar?

M. S.: Formo un equipo con mi barco. El VandB es un velero exigente como yo, nos llevamos bien. En tierra, también está mi pequeño equipo y todos los voluntarios de Vencer la Fibrosis Quística, la causa por la que compito, que me apoyan. Durante la regata, sólo duermes 4h30 al día, mediante microsiestas de 15 a 30 minutos. Pasamos 10 h en la mesa con los mapas. El resto del tiempo, estamos al timón y ajustando las velas. Y cuanto más ajustadas están, más rápido vamos. Así que hay que dudar lo menos posible y no dejarse llevar por las emociones.

France.fr : ¿Incluso cuando la meta está cerca?

M. S.: La tierra se siente antes de verla. En Guadalupe hay un olor un poco como a humo, el de la caña de azúcar. Bretaña tiene más yodo, con un sabor a algas. Guadalupe es una isla alta, muy verde. En invierno, voy allí a menudo a navegar para disfrutar de los alisios y del calor. Estoy encantado de volver con la Route du Rhum. Pero antes de la meta final, hay que dar la vuelta a la isla, todo puede ocurrir. Así que no me voy a distraer con la belleza de los paisajes.

France.fr: El 40º aniversario de la regata promete unas celebraciones fantásticas...

M. S : El ambiente en la llegada será extraordinario, como hace cuatro años. Los habitantes de Guadalupe son un público único en el mundo, muy entusiasta y expresivo. Cualquiera que sea la posición en la que están clasificados, jalean a todos los barcos, del primero al último. ¡Es una fiesta!

Cita en la salida de la Ruta del Ron, en Saint-Malo, en Bretaña